MUERTE, MORIRÁS
Recientemente murió el papá de un gran amigo, uno que además es el esposo de una prima que es como mi hermana mayor, para mi no fue solamente difícil asistir al funeral por la muerte misma, lo complicaba el hecho de que el Sr. murió de cáncer.
Él fue diagnosticado durante mi tratamiento y tuve el privilegio de acompañarlos en los miedos previos al resultado y hasta abusé queriendo darle algunas recomendaciones que a mi me sirvieron. Desde el diagnóstico mismo ya sabíamos el desenlace y aún así la noticia de su muerte me afecto hondo.
Mi reacción inmediata fue ir a acompañarlos en su dolor, pero yendo al lugar del funeral no dejaba de pensar en la fragilidad de la vida, en preguntarme si, es el azar que juega con nuestra suerte y en como una circunstancia cambia tu vida y la de los que te rodean. En el lugar no solo estaban dando el ultimo adiós al Sr. Tomás, en el salón de al lado estaban despidiendo a una chica de unos 17 años quien también murió por complicaciones de una enfermedad. Fue muy duro ver a dos familias distintas sintiendo el mismo dolor, derramando lágrimas por una misma causa. En silencio, en mi lugar, pensaba en que, esas dos personas ya estaban descansando, cada una de su infierno personal, pero su gente... la gente que quedó no descansaba, era el principio de una nueva vida sin su familiar, desde ese día en adelante debían aprender a servir un plato menos, a dar un saludos menos, un abrazo menos, un regalo menos.
Alguien una vez me dijo que el dolor que se siente cuando muere un familiar es en parte egoísmo, porque el dolor se genera desde el sentimiento de lo que ya no podrás darle, o verle, o abrazarle; yo no comparto esa opinión. Pienso que el dolor que uno siente es porque el tiempo no fue suficiente, pienso que lo que duele no es lo que no podrás darle, si no lo que no le diste, los te quiero callados, los abrazos guardados, los perdones negados, el tiempo no dado. En una situación así no puedes evitar que los pensamientos te dominen por momentos, sin quererlo te preguntas ¿Y si fuera yo? ¿Y los míos? y ese frío que te recorre el cuerpo te vuelve a la realidad, te das cuenta de lo real que es de lo que te salvaste.
Durante mi tratamiento, una amiga me preguntó si no le tenia miedo a la muerte y sin dudarlo le dije que no, hace mucho tiempo que hice las pases con ella y no temo verla de frente, creo firmemente en la esperanza de la resurrección, pero cuando pienso en los míos, se torna distinto el panorama.
Durante mi tratamiento, una amiga me preguntó si no le tenia miedo a la muerte y sin dudarlo le dije que no, hace mucho tiempo que hice las pases con ella y no temo verla de frente, creo firmemente en la esperanza de la resurrección, pero cuando pienso en los míos, se torna distinto el panorama.
Dos vidas totalmente distintas, una que ya se vivió y otra que comenzaba, en medio de todo, algo que vi con interés es que ambas familias tenían la resignación como escudo para celebrar la vida de esas dos personas, para hacer honor a lo que dejaron sin dejarse derrumbar por el dolor. Que lección tan brillante la que me dieron los familiares ese día, me hicieron reafirmar mi convicción de que lo que importa, lo que realmente tenemos es el hoy, y la manera en la que vivamos ese hoy, será la construcción que estaremos haciendo para el mañana, nuestro mañana y tal vez, el de los nuestros.
El Sr. Tomas hizo un gran trabajo en vida, no solo había mucha gente, sino que todo estaba impecablemente arreglado por él, su aceptación magistral del diagnostico hizo que diera tiempo de despedirse de todos y de que todos se despidiera de él, que todos lo ayudaran y que disfrutaran de su vida, de pedir que todos siguieran con la frente en alto pero sobre todo ¡que siguieran! ¡Que ejemplo! Y a pesar del desgarrador dolor que vi en los ojos de sus familias al momento de despedirlo, ese mismo día vi como cada quien se marchó a su hogar, para eso, para seguir; nosotros nos tomamos nuestro tiempo ese día, para reflexionar en el delgado hilo que es la vida y en como la desperdiciamos añorando ayeres que no volveran y anhelando un futuro que aún no llega y que nos roba el presente, nos tomamos nuestro tiempo para comer en familia, para celebrar la vida, la del Sr. Tomás y la nuestra.
Hoy pasado un tiempo, sus familiares siguen y el hecho de que todos sigan (sea porque no hay opción o por elección) me da paz, me hace recordar un poema maravilloso de John Donne, este Sr. Tomás es mi pequeño homenaje para su vida:
Hoy pasado un tiempo, sus familiares siguen y el hecho de que todos sigan (sea porque no hay opción o por elección) me da paz, me hace recordar un poema maravilloso de John Donne, este Sr. Tomás es mi pequeño homenaje para su vida:
"Muerte no te enorgullezcas,
aunque algunas te llamen poderosa y terrible,
puesto que nada de eso eres;
porque todos aquellos a los que creíste abatir no murieron,
triste muerte,
ni a mi vas a poder matarme,
esclava de lado,
la fortuna, los reyes y los desesperados,
si con veneno, guerra y enfermedad,
si con amapola o encantamiento,
se nos hace dormir tan bien y mejor que con tu golpe,
de qué te jactas,
tras un breve sueño despertamos a la eternidad y
la muerte dejará de existir, porque muerte....
muerte, morirás"
"Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida" Pablo Neruda 1904 - 1973 - Escritor y poeta chileno