lunes, 18 de abril de 2016

MUERTE, MORIRÁS


Recientemente murió el papá de un gran amigo, uno que además es el esposo de una prima que es como mi hermana mayor, para mi no fue solamente difícil asistir al funeral por la muerte misma, lo complicaba el hecho de que el Sr. murió de cáncer.

Él fue diagnosticado durante mi tratamiento y tuve el privilegio de acompañarlos en los miedos previos al resultado y hasta abusé queriendo darle algunas recomendaciones que a mi me sirvieron. Desde el diagnóstico mismo ya sabíamos el desenlace y aún así la noticia de su muerte me afecto hondo.
Mi reacción inmediata fue ir a acompañarlos en su dolor, pero yendo al lugar del funeral no dejaba de pensar en la fragilidad de la vida, en preguntarme si, es el azar que juega con nuestra suerte y en como una circunstancia cambia tu vida y la de los que te rodean. En el lugar no solo estaban dando el ultimo adiós al Sr. Tomás, en el salón de al lado estaban despidiendo a una chica de unos 17 años quien también murió por complicaciones de una enfermedad. Fue muy duro ver a dos familias distintas sintiendo el mismo dolor, derramando lágrimas por una misma causa. En silencio, en mi lugar, pensaba en que, esas dos personas ya estaban descansando, cada una de su infierno personal, pero su gente... la gente que quedó no descansaba, era el principio de una nueva vida sin su familiar, desde ese día en adelante debían aprender a servir un plato menos, a dar un saludos menos, un abrazo menos, un regalo menos.
Alguien una vez me dijo que el dolor que se siente cuando muere un familiar es en parte egoísmo, porque el dolor se genera desde el sentimiento de lo que ya no podrás darle, o verle, o abrazarle; yo no comparto esa opinión. Pienso que el dolor que uno siente es porque el tiempo no fue suficiente, pienso que lo que duele no es lo que no podrás darle, si no lo que no le diste, los te quiero callados, los abrazos guardados, los perdones negados, el tiempo no dado. En una situación así no puedes evitar que los pensamientos te dominen por momentos, sin quererlo te preguntas ¿Y si fuera yo? ¿Y los míos? y ese frío que te recorre el cuerpo te vuelve a la realidad, te das cuenta de lo real que es de lo que te salvaste. 

Durante mi tratamiento, una amiga me preguntó si no le tenia miedo a la muerte y sin dudarlo le dije que no, hace mucho tiempo que hice las pases con ella y no temo verla de frente, creo firmemente en la esperanza de la resurrección, pero cuando pienso en los míos, se torna distinto el panorama.

Dos vidas totalmente distintas, una que ya se vivió y otra que comenzaba, en medio de todo, algo que vi con interés es que ambas familias tenían la resignación como escudo para celebrar la vida de esas dos personas, para hacer honor a lo que dejaron sin dejarse derrumbar por el dolor. Que lección tan brillante la que me dieron los familiares ese día, me hicieron  reafirmar mi convicción de que lo que importa, lo que realmente tenemos es el hoy, y la manera en la que vivamos ese hoy, será la construcción que estaremos haciendo para el mañana, nuestro mañana y tal vez, el de los nuestros.
El Sr. Tomas hizo un gran trabajo en vida, no solo había mucha gente, sino que todo estaba impecablemente arreglado por él, su aceptación magistral del diagnostico hizo que diera tiempo de despedirse de todos y de que todos se despidiera de él, que todos lo ayudaran y que disfrutaran de su vida, de pedir que todos siguieran con la frente en alto pero sobre todo ¡que siguieran! ¡Que ejemplo! Y a pesar del desgarrador dolor que vi en los ojos de sus familias al momento de despedirlo, ese mismo día vi como cada quien se marchó a su hogar, para eso, para seguir; nosotros nos tomamos nuestro tiempo ese día, para reflexionar en el delgado hilo que es la vida y en como la desperdiciamos añorando ayeres que no volveran y anhelando un futuro que aún no llega y que nos roba el presente, nos tomamos nuestro tiempo para comer en familia, para celebrar la vida, la del Sr. Tomás y la nuestra.  
Hoy pasado un tiempo, sus familiares siguen y el hecho de que todos sigan (sea porque no hay opción o por elección) me da paz, me hace recordar un poema maravilloso de John Donne, este Sr. Tomás es mi pequeño homenaje para su vida:
"Muerte no te enorgullezcas, 
aunque algunas te llamen poderosa y terrible, 
puesto que nada de eso eres;
porque todos aquellos a los que creíste abatir no murieron,
triste muerte, 
ni a mi vas a poder matarme, 
esclava de lado,
la fortuna, los reyes y los desesperados, 
si con veneno, guerra y enfermedad, 
si con amapola o encantamiento,
se nos hace dormir tan bien y mejor que con tu golpe,
de qué te jactas, 
tras un breve sueño despertamos a la eternidad y 
la muerte dejará de existir, porque muerte....
muerte, morirás"






"Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida" Pablo Neruda 1904 - 1973 - Escritor y poeta chileno

           
    




                



martes, 12 de abril de 2016

RADIOTERAPIA
Día 33 - Final del Tratamiento



¡33! ya llegamos a la sesión 33 ¡que rápido se ve desde acá lo andado! y a la vez que largo se ve desde esta cima figurativa todo el trayecto. Decía Nicolás Maquiavelo en su libro El Príncipe "Porque así como aquellos que dibujan un paisaje se colocan en el valle para apreciar mejor los montes y los lugares altos, deben saber que para apreciar mejor los llanos deben primero escalar los montes," y que inmenso se veía este hace 33 sesiones atrás, que inaccesible se sentía la cima de esta montaña personal hace exactamente 1 año; inaccesible pero nunca inalcanzable. Me pregunto ¿Cuánto habrá influido esa certeza en estos resultados? No lo sé, pero sé que algo tiene que ver, ni siquiera estoy segura de si llegó el momento de celebrar o no ¿Es ahora? ¿Es después de los resultados trimestrales? ¿Es en 5 años cuando me den de alta de la enfermedad? ¡NO! Mejor no me voy tan lejos y me centro en el día de hoy y hoy ¡¡hoy mi alma esta de fiesta!!, si es verdad que por fuera somos el reflejo de lo que somos por dentro entonces esa debe ser la razón por la cual la gente se me queda viendo en las calles, pues llevo una sonrisa en el rostro al caminar que no puedo controlar, que no quiero controlar; y que alegría me da ver que esta fiesta interna se contagia, hoy la sala de espera de radioterapia es un total desorden, creo que no ha habido un evento en mi vida en el que las lagrimas de alegría de todos se sientan con esta intensidad.  




Debo hacer una pausa en este momento para agradecer a todo el equipo, médico y administrativo de Radiología en el Hospital de Clínicas Caracas por ayudarnos a escalar esta montaña de sanación con la mayor de la paciencia que fue lo mas importante para mi, desde la primera cita de orientación con el médico radiólogo hasta el día que hoy que aplicarán la ultima sesión, ellos son lo que uno busca como paciente, gente con calidad humana que suavicen lo que uno está pasando.


Estas últimas 5 sesiones como mencione han sido diferentes, mucho mas rápidas; han hecho un bloque de plomo para bloquear la radiación a todo el tórax y exponer así solo la cicatriz a estas finales dosis máxima de radiación, esto lo hacen porque la recidiva (o vuelta de la enfermedad) en casos como el mío es en un 70% mas alto a nivel de la herida de la operación, donde lógicamente es más probable que hayan quedado rastros de células por la cercanía que hay con el lugar donde estuvo el tumor.

Al salir de esta ultima sesión, después claro esta, de los abrazos, las fotos, las despedidas y los "no vuelvas más por aquí" recibí la mayor de las sorpresas; un acompañante de una paciente, una maravillosa, con una fuerza de voluntad increíble -que por cierto mencione en entradas atrás-  hablaba con otras personas que recién comienzan el tratamiento, y me sorprende verlo señalándome y cuando presto atención está recomendándoles leer el blog, narraba de una manera impecable los mensajes positivos que aquí pueden encontrar, y les da el nombre de este como si de un patrocinante se tratara, me cuenta al acercarme que le ha leído partes de este a su mamá, y que él mismo es uno de los seguidores, que aunque nunca habíamos hablado a solas, escuchaba cuando pedía ayuda al personal para las fotos que aquí están. No recibí mejor regalo ese día que saber que estos humildes escritos están cumpliendo su función, que están llegando y que están llegando a la gente que como yo, necesita oírlos en estos momentos de agotamiento emocional.

Es verdad que ahora tengo un seno menos, que vaciaron el otro, que aun me duelen los huesos, que la piel quedo muy lastimada, pero mi alma no, mi alma esta intacta y con muchas ganas de vivir plenamente. Creo que el haber contemplado alguna vez la posibilidad de no estar me ha hecho sentir las cosas de una manera distinta, ha sido duro, muy duro, ha sido arduo y cuesta arriba pero lo mas importante es que en el camino he crecido y he aprendido y vaya que ¡he aprendido mucho! Una de las cosas mas importantes que he aprendido es que la vida es una neblina matinal que pasa como el viento, que la vida es frágil, muy frágil y ahora estoy segura que amo la vida más que en cualquier otro momento que recuerde.

Comienza ahora para mi otra lucha, una tal vez menos tangible y no tan evidente para los demás, comienza una lucha conmigo misma, con mantener esta actitud ante situaciones menos, o mas fuertes, menos o mas perdurables pero igual de importantes; comienzo a subir otra escalada por uno de mis valles personales; el de saber que sigo siendo yo misma pero no tanto...




" Una vez que la tormenta termine, no recordarás como lo lograste, ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado. Pero una cosa si es segura: No serás la misma persona que entró en ella" Haruki Murakami - 1949 - Escritor y traductor japonés